Me declaro culpable...

Me haces sentir culpable por todo lo que dije, aunque fuiste tú el que me hizo sufrir primero.
Porque resulta que los dos somos crueles, si, pero yo siempre lo soy más.
Porque los dos somos egoístas, pero yo siempre lo soy más.
Porque los dos somos sarcásticos, pero mi sarcasmo es más hiriente.
Porque los dos somos mentirosos, pero mis mentiras hacen más daño.


Claro, porque yo soy la culpable a la que le has hecho pedazos.


Estate tranquilo, querido D, que yo misma me pondré las esposas y cerrare mi celda.
Me haces sentir culpable de mi propio hundimiento.


Y hoy, apunto de comenzar a llorar, te pregunto, tan orgullosa como necia:
“¿Tú, no sueles pedir disculpas, no?” Yo ya se la respuesta, la tengo grabada a fuego.
Y tú me respondes, rey del mundo, como siempre: “La verdad es que no. Suelen pedirme perdón los demás a mi.”



Y supongo que yo también he caído, que tú me conviertes en la niña débil que hace años que no soy.
Lo siento, D. Me perdonas?

Me haces sentir culpable por cada palabra que te susurre, por cada palabra que no te dije.

Misha.